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UNA "CORRIDA" MEXICANA DEL SIGLO XIX

  • David Lomelí Contreras
  • 3 sept 2015
  • 3 Min. de lectura

Sierra de San Miguelito, S. L. P., a 3 de Diciembre de 2014.

"El pueblo, a pesar de las encarnizadas luchas intestinas, no prescindía de su espectáculo favorito: la lidia de toros".

Armando de María y Campos

Muy apreciado amigo Villalón:

Si hoy toco el tema de una corrida de toros en tiempo de la guerra de Reforma en nuestro ensangrentado país lo hago para que veamos el arraigo popular de la Fiesta Brava que, pese a todo, subsiste aún a través de las crisis de que ha sido víctima por sus detractores o por los malos aficionados o "factores" de ella.

Se trata de un festival -habría que llamarle así en vez de corrida de toros- organizado muy al estilo de mediados del siglo XIX en Puebla, muy distinto a lo que veían los públicos de España como corrida.

Un espectáculo, pues, autóctono.

Nos dice don Armando de María y Campos, respetable historiador taurino mexicano, que a fines de la década de los cincuenta en México "se lidiaba ganado de casta española muy rebajada, casi no toreaban en nuestros cosos diestros oriundos de España, y los pocos que quedaban se habían adaptado a nuestro medio..." A principios de enero de 1860 llegó a Puebla un tal Andrés Chávez, capitán de una compañía de toreros, y como se tenían noticias de que en febrero visitaría la Angelópolis, con el general don Miguel Miramón a la sazón Presidente de la República, se organizó una corrida extraordinaria -a la que se le dio el nombre de "brillante función"- a beneficio del citado Andrés Chávez, capitán de cuadrilla, para el domingo 11 de febrero del citado año, a la que asistiría el Gral. Miramón. De si se celebró o no la "brillante función" todo como estaba previsto, y si acudió o no el Presidente no hay noticias. La información que nos proporciona el Sr. de María y Campos la basa en un programa alusivo a esa "corrida". Programa muy extenso del que copio algunos datos curiosos que nos dan idea, estimado "Villita", de una corrida típicamente mexicana del antepasado siglo: "Después del primer toro de muerte, seguirán los restantes -explica Andrés Chávez, primer espada, en el aludido programa-, en los que mis compañeros ejecutarán las suertes siguientes; El segundo toro será adornado por los picadores con una moña de color, que le pondrán en cada piquete". Ahora que, según parece, el primer tercio ha pasado de moda, en lugar del "piquete" deberían los piqueros poner moñas. Comentario mío.

"Un toro de los de la lid será aderezado con rosas en la frente, que le pondrá un banderillero con los pies". A esta y a otras extrañas suertes -dice don Armando- se refieren las viñetas dibujadas en el programa. "Vicente Guzmán" (no explica si es picador o torero de a pie) matará un toro a caballo. El diestro banderillero Félix Carrillo banderilleará con la boca. "Por último, el beneficiado, sentado en una silla, dará muerte a un toro, cuya posición es tan difícil como arriesgada". La indumentaria de los toreros nacionales era extraña y arbitraria, pues no se importaban de España trajes ni utilería de torear, dando por resultado que lo que por acá se utilizaba era una imitación grotesca de aquélla. Las monteras, por ejemplo, eran sustituidas por auténticos "molotes" que se colocaban en la hirsuta cabellera de los lidiadores. En fin, todo se fue transformando, vestimenta y modo de torear, en buena hora.

Hasta el miércoles próximo, D. M., y ¡buenas tardes de toros!


Publicado en:

David Lomelí

de Toros

El Sol de San Luis

3 de diciembre de 2014


 
 
 

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© 2015. Editor Psic. Edgar Alberto Sánchez Hernández

San Luis Potosí, México.

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