Historia de la Tauromaquia en San Luis Potosí.
Los inicios del Arte de la espada y el capote se remontan en Creta y la antigua Grecia, siglos atrás. Sin embargo, en el caso específico del Estado de San Luis Potosí tienen origen desde la época de la conquista, es de resaltar que los primeros conquistadores y Virreyes de la recién llamada Nueva España tuvieran sangre de toros. Como lo dice el historiador Montejano en su libro Plazas de San Luis. Las primeras corridas se realizaron en las plazas principales como lo es: Plaza de Armas y de Fundadores.
Montejano (1996) afirma que «en 1591, con la llegada de los tlaxcaltecas a esta región y, enseguida, con la fundación del pueblo hispánico de San Luis, nos llegaron las corridas de toros, la cultura novohispana» (Montejano, 1996, 9). Siendo el siglo XVI, un factor primordial para el inicio de la Tauromaquia en el Estado de San Luis Potosí.




Posteriormente, se realizan los primero centros y arenas para lidiar el toro bravo. No obstante, las primeras arenas no poseían la forma redonda que actualmente tienen, sino adecuaban el espacio donde se iba efectuar la corrida, o poseían una cualidad de poligonal u octagonal. «La información más antigua de la planta de un coso potosino data de 1791. El rico minero de Real de Catorce Don George Parrodi para la proclamación de Carlos IV» (Montejano, 1996, 11)
Dichos lugares cumplían con el primer canon de la fiesta brava, es decir: para que exista la tauromaquia es preciso que exista público; y la nobleza tenía ese gusto. Posteriormente en los siglos XVIII y XIX, en San Luis Potosí comenzó con una tradición taurina. Las plazas como La Estación, El Montecillo, La Plaza de la Independencia, dan pie del gran auge de la fiesta brava. A principios del siglo XIX se construye la plaza El Paseo, ubicada en la calle Universidad, muy cerca del Centro Histórico. La inauguración estuvo integrada por matadores de la más alta experiencia en el arte de la espada. Sin embargo, esta plaza guarda un sin fin de anécdotas; que en el transcurso de la Revista Taurina Sangre y Arena iremos descifrando para preservar un Arte, una tradición donde convergen la literatura, la pintura, la escultura y deseo del verdadero aficionado de sentir algo tan noble como lo es el toro bravo.
“Arenas amarillas
palcos de oro.
Quién viera a las mulillas
llevarse al toro".