¡ENCIERRO DESCASTADO DE CARRANCO DA AL TRASTE CON LA PRIMERA DE FERIA!
- Manolo Herrera
- 15 ago 2015
- 6 Min. de lectura
Luis Bolívar, cortó una oreja, Arturo Macias, vuelta y Sergio Flores, nada.
El viernes pasado en la Fermín Rivera, en lo que fue la primera corrida de la feria agosteña 2015, ante una entrada regular, tirándole a mala, ya que nos habíamos acostumbrado a verla llena hasta el reloj “todos los viernes de toros”, ahora no fue así, ¿sería por el cartel que la gente no se retrató en las taquillas?, creo que eso no es pretexto, porque cuando un cartel interesa los aficionados estos empeñan hasta la estufa con tal de hacerse presentes en los cosos taurinos. Ahora no fue así y miren que la noche fue agradable, nada de frío y súmele que estamos de “feria”, ni eso motivó a que se atiborrara el coso de la Avenida Universidad pero...esos aficionados o espectadores ocasionales, que siempre serán bienvenidos a las plazas de toros no fueron ahora a la plaza riverina, no se perdieron de nada bueno que comentar salvo uno que otro detalle, la culpa la tuvieron los cinco toros lidiados de la vacada de Carranco, toros terciados, muy terciados, de esos que llamaron los revisteros antiguos y los actuales: Corrida chica, faltos de trapío, descastados y por ende mansurrones, más súmele uno de Santa Fe del Campo, ello en el mismo tenor.
Ahora vamos a ver, brevemente porque no hay mucho que comentar, como vi y observé esta primera corrida de feria agosteña 2015.
Antes de que se diera suelta al primero de la noche se le dio un minuto de aplausos al recién fallecido ganadero potosino Marco Garfias.
Luis Bolívar, nacido en Panamá más todavía siendo muy niño, él y su familia, se afincaron en Cali, Colombia, de esta ciudad partió cuando apenas iba a cumplir 15 abriles para irse a vivir a Madrid, todo ello con la idea de convertirse en un torero importante. Allá en España se convirtió en un torero guerrero, de esos coletudos que a falta de oportunidades que cuando por casualidad se les presenta una le topan a cualquier corrida no aptas para figuras del toreo, más cuando en esos inicios lo llegó a apoderar nada menos que por Victoriano Martín, adorador del toro bravo, enrazado, tal como los cría este ganadero y para “que la cuña apriete” ya imaginará usted las corridas duras que le contrató a Luis, entonces en ese corte , el de los toreros guerreros, esta fraguado este colombiano que con esas cartas credenciales debutó el viernes 14 de agosto de 2015 en el coso centenario de la Fermín Rivera.
Para Luís Bolívar, primer espada en el cartel, fue el primero de la noche, llevó por nombre “Mi Viejo”, número 42 y 483 kilogramos, negro entrepelado, bragado, con unos pitoncitos paliabiertos “así de este tamaño”, al que le dio las buenas noches con algunos intentos de adornase y estirarse en la verónica. Nada pasó. A la hora de picarlo le tuvieron que echar el caballo encima, pues el astado se hacía el remolón para acudir al caballo. Le dieron un puyazo, el de Carranco no recargó y eso sí con la cabeza arriba.
En el último tercio, en esa distancia corta que tuvo “Mi Viejo”, -distancia que había mostrado al ir al caballo de pica y que conservó hasta lo último-, le llevó hasta el centro del ruedo con pases de la firma y por alto. Ahí presentándole una muleta muy amplia, con mucho “talón o vuelos”, más acorde para lidiar esos toros a los que se ha enfrentado que necesitan mucha tela en la cara y que solamente ven ese engaño, le dio derechazos con temple a este toro mansurrón que dio embestidas sin calidad. El mérito fue del colombiano para robarle esos derechazos, series cortas que remataba con sentidos pases de pecho, Mató a este primero de Carranco con un espadazo entero contrario que fue suficiente para enviarlo al desolladero. Le otorgaron una oreja.
Hubo ligera pausa antes de que se abriera la puerta de toriles y apareciera el cuarto de la noche ya que dieron la vuelta al ruedo unos niños con un cartel que decía: “Sí a los niños en las plazas de toros”, claro que sí, estoy de acuerdo con ello, los niños deben estar presentes en las plazas de toros, todavía recuerdo cuando mi padre me llevaba a los toros, en San Luis y a la México, gracias a ello los toros son mi pasión, “mi bendita locura”.
Salió el cuarto de la noche, lo bautizaron como “Bienvenido”, número 34 y 460 kilogramos, negro saíno y capacho de cuerna, este fue de la ganadería de Santa Fe del Campo, ¿por qué entró este toro al encierro?, está bien que parchen las corridas pero mínimo que avisen al público el porqué de ello. Con este toro que ya no le cabía un kilo más Bolívar se fue muy cerca de la puerta de toriles para echar las dos rodillas en la arena y tratar de darle un farol, todo quedó en voluntad, luego se dio a torear por verónicas que remató con una media verónica. Le dieron dos puyazos y hubo un tumbo al picador. Como hubo dos puyazos le correspondía hacer el quite a Arturo Macias “El Cejas” que quitó por ajustadas gaoneras.
En el último tercio, el toro llegó ahogado, batallaba para embestir, es por eso que se quedaba corto en las embestidas pero...eso no fue óbice para que el colombiano, que muy revolucionado en sus maneras y echando mano de su habilidad, sin quitarle de la cara del toro esa muleta grande, se colocaba rápidamente entre pase y pase con la derecha, de esa forma le fue robando los pocos pases que traía este mansurrón astado. Un trasteo habilidoso de este torero que mató al cuarto de un pinchazo y un espadazo entero y caído. Salió al tercio para agradecer las palmas.
Arturo Macias “El Cejas”, el de Aguascalientes se enfrentó a un lote infumable, porque es imposible sacar agua de un par de piedras, eso le sucedió al valiente Arturo el viernes pasado en la Rivera.
Para Arturo fue el segundo de la noche, se llamó “Payaso”, número 24 y 470 kilogramos, cárdeno bragado y cornivuelto. “El Cejas” le dio dos largas de rodillas en dónde el toro echó las manos por delante y la cabeza arriba. A este toro le dieron dos puyazos, aquí el toro solamente recarga en el caballo de pica, sin empujar. Arturo se adorna en dos breves chicuelinas rematadas con una revolera.
Con una gran voluntad el de agüitas comenzó a doblarse con este toro con el fin de corregirle sus duros derrotes y echar las manos por delante, no se le quitaron esos defectos, a este toro falto de bravura y fuerza. Simplemente estuvo voluntarioso Arturo con este “Payaso” , nada había que hacer. De dos pinchazos y medio espadazo trasero y ya, con eso lo entregó a las mulillas. E...
...Igualmente sucedió con el quinto de la noche que llevó por nombre “Costeño”, número17 y 504 kilogramos, negro entrepelado y delantero de cuerna. A este toro, con ese gran gusto, alegría y valor de Arturo, le dio una larga de rodillas, verónicas y una media verónica. Nacho Meléndez le dio un buen puyazo, después de picado “El Cejas” se adornó con una chicuelina, una tafallera, una caleserina rematadas con una revolera todo iba bien pero...en el tercio de muerte se le dio paso a un toro falto de bravura, sosísimo, que por casualidad acudía a la muleta iba a media altura, a todo eso el de Aguascalientes con esa su gran voluntad hizo hasta lo imposible por robarle muletazos, actitud que le aplaudía el público, pero era imposible sacarle vino tinto a una piedra. Se tira a matar y deja un espadazo entero y trasero. El público pidió se le otorgara una oreja misma que usía se la...denegó.
Todo quedó en vuelta al ruedo.
Sergio Flores, para el tlaxcalteca fue el tercero de la noche que se llamó “Carranqueño”, número 7 y 475 kilogramos negro entrepelado, listón y delantero de cuerna, este otro toro también echaba las manos por delante y súmele la cabeza arriba, pues bien, este astado falto de bravura, soso, tampoco había nada que hacer y a Sergio se le debe aplaudir su voluntad, eso fue todo. Mató a este toro de un espadazo trasero y entero, mismo que no fue suficiente. Le sonaron un aviso y terminó con el toro de dos descabellos.
Lo mismo sucedió con el sexto y último de la noche de nombre “Consentido”, número 58 y 460 kilómetros, cárdeno bragado y cornivuelto. Tampoco había nada qué hacer con este toro sin calidad y sin fuerza, nuevamente todo quedó en gran voluntad de Sergio. Terminó con “Carranqueño” de un pinchazo y un buen estoconazo en buen sitio.
¡Ah que difícil para el juez de plaza ser meticuloso para tomar decisiones en eso de aprobar o no toros!
Así fue como vi y observé la primera corrida de feria agosteña en la Fermín Rivera, de SLP.
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